Baloncesto Sevilla se jugará la vida el sábado que viene ante el Manresa. Un triunfo de los hombres de Luis Casimiro les acercaría a la salvación, pero una derrota les dejaría al borde del abismo por mucho que resten todavía varias jornadas para la conclusión de la Liga Regular.
Cuarenta minutos claves en el devenir de una entidad que hace casi 20 años se jugaba en Manresa el pase a la finalísima de la Liga ACB. Tras eliminar al Real Madrid en cuartos, llegar al quinto de la serie semifinal era un premio para un conjunto que había ido de menos a más con el devenir de la competición. Y aunque parezca mentira, por mucho que Richard Scott, Mike Anderson o Warren Kidd lo estuvieran bordando, el histórico Caja San Fernando volvía a casa con la satisfacción del deber cumplido gracias al partidazo del desaparecido Ángel Almeida. El pívot canario formado en el Barcelona, donde coincidiera con José Luis Galilea, acabaría el pleito con 5 puntos y 7 rebotes. Puntos logrados desde la línea de los 4.60 en los últimos compases de un pleito que acabó con un justo 73-86.
El Nou Congost, lleno hasta la bandera, no pudo impedir que las huestes de Petrovic alcanzaran por primera vez en su historia la final de la Liga ACB. Seguro que más de uno y más de dos rememora lo sucedido el lejano 22 de mayo de 1996 para darle moral a una tropa que este sábado tiene una inmejorable ocasión para eludir de manera virtual el descenso. El curso se puede salvar si Baloncesto Sevilla hace los deberes ante los de Pedro Martínez en tierras catalanas.