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Cinco años en el fútbol es una eternidad. Da tiempo de sobra para pulverizar cualquier registro, decapitar entrenadores, subir, bajar y volver a subir. Un mundo. En el Betis una pareja bien avenida se resiste al paso del tiempo: Rubén Castro y Jorge Molina. Ambos siguen manteniendo al Betis en pie. Evidentemente que nadie les haya dado el relevo deja en muy mal lugar al club, aunque, total, ya da igual. Es absurdo detenerse en eso. Están, juegan y, gracias a Dios, siguen rindiendo.
Entre ellos se merendaron a este Valladolid correcto, sin más, y con poco peligro. Al menos fuera de casa. Al menos en el Villamarín. En la primera parte, cuando los dos se estaban regalando la pelota y pisado poco el área, Rubén Castro montó un ataque abriendo a su socio. Tal y como le vino le pegó, sin pensárselo. Balón escorado, imposible para un portero de escasa estatura como Javi Varas. Estaba siendo algo mejor el Betis, que indiscutiblemente sí da la cara ante sus iguales. Por lo menos el equipo presionaba bien, hacía temblar a los centrales del Valladolid. Con la pelota cerca del área y esos dos delanteros, cosas buenas podían pasar.
Y vaya si pasaron. La segunda parte fue las más plácida de la temporada. El Valladolid siguió deprimido, apenas dio la lata. El Betis mandó y jugó suelto. Se echaba en falta que Portillo apareciera más y por fin se vio una buena versión del malagueño. Suyo fue el pase del gol matador. Entre el pase, de calidad, y el gol había trabajo por resolver. Para eso está Rubén Castro. Batió a Javi Varas en una posición difícil, apenas sin ángulo. Gol clave, de gran delantero, que sirve para que Rubén se reencuentre. Días atrás estaba corriendo la posibilidad de la suplencia de Rubén, disparate que se debe cerrar recordando que a los buenos siempre hay que esperarlos. Y Rubén ha demostrado serlo por lo menos cien veces. De ahí en adelante, el partido fue cuesta abajo. Marcador brillante, merecido. Estos son los golpes que el Betis debe asestar en Segunda. Un rival directo laminado y gol average al saco. Mañana para creer.
Real Betis (4): Adán, Molinero, Héctor Rodas, Jordi Figueras, Varela, Portillo (Dani Ceballos, minuto 70), N’ Diaye (Fabián, minuto 72), Lolo Reyes (Xavi Torres, minuto 75), Dani Pacheco, Jorge Molina y Rubén Castro.
Real Valladolid (0): Javi Varas, Chica, Marc Valiente, Rueda, Peña, André Leão, Álvaro Rubio (Omar, minuto 56), Timor, Hernán Pérez, Óscar (Jeffren, minuto 83) y Jonathan Pereira (De Melo, minuto 70).
Árbitro: Sánchez Martínez, murciano. Expulsó por doble amarilla a Chica. Amarillas para N’ Diaye, Rueda, Molinero, André Leão y Dani Pacheco.
Goles: 1-0, minuto 36: Jorge Molina; 2-0, minuto 53: Rubén Castro; 3-0, minuto 82: Rubén Castro, de penalti; 4-0, minuto 83: Rubén Castro.
Letal
Entre él y Jorge Molina doblegaron al Valladolid. Le hacía mucha falta un partido así.
