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Sospechoso, muy sospechoso. Un primer diagnóstico hablaba de la necesidad de operar al portero Beto para recuperarse con garantías del problema generado tras su topetazo con Benzema. Pero Beto acaba contrato, necesita jugar estos meses para afianzar su posición en el mercado, ya sea para salir o para quedarse en el Sevilla. Así que aparece un oportuno segundo diagnóstico del doctor Cartucho que cifra el período de baja de su paisano en ocho o diez semanas, sin pasar por quirófano, lo que en principio le permitiría jugar el tramo final del campeonato. Mejor. Pero podemos pensar algunos que no somos médicos que lo mismo tiene más riesgo lo que propone Cartucho. Lo mismo puede jugar pero queda un hombro mucho más problemático para el futuro. Así que el Sevilla, viendo el rendimiento y lo que digan los médicos propios, debería de hacer una profunda reflexión sobre si de verdad le interesa mantener su oferta de renovación al jugador. Beto es el portero de la tercera UEFA. El sevillismo le estará siempre agradecido y lo recordará de por vida. Pero en una renovación, desgraciada o afortunadamente, lo sentimental tiene y debe quedar en un segundo plano, porque el Sevilla, para ir a por la cuarta o la quinta plaza, necesita un portero bueno y sano. El más bueno y el más sano que le permita su economía y los conocimientos de Monchi.
