Pepe Mel, que sin duda quiere arropar a Rubén Castro como primera premisa, no le ha hecho ningún favor a su jugador más importante. Cualquier asesor cualificado, que los tiene, aunque no los escuche, le hubiese dicho que en lo de Rubén lo que menos interesa es acumular ni un solo titular más, ni para defenderlo, ni para restarle importancia. Nada. Cero. Si Pepe Mel no hubiese sido tan ocurrente, y no hubiese dicho la frase "Rubén Castro no es Valdano, no sabe expresarse bien", pues este 'dormido' columnista se hubiese pasado un día más enmatojado, entre la pereza y la falta de ideas. Pero Pepe ha dado un titular llamativo en un tema que pide sordina. Por tanto, de nuevo pone el tema que se quiere evitar en valor. Y entonces voy yo y me permito el lujo de decirle a Mel, y a Rubén, que no hace falta ser Valdano para expresar algo mucho más inteligente que lo que dijo el jugador nada más marcar tres goles. Porque Rubén, mejor o peor expresado, articuló un pensamiento. No tengo ni idea de si Rubén está a favor o no de la violencia, ni idea, insisto, pero sí sé que explicó la mar de bien que él es de los suyos, de los que le arropan, aunque digan barbaridades. Rubén respalda a los salvajes si los salvajes le respaldan a él. Los salvajes le respaldan, supongo, por ese salvajismo suyo pero sobre todo porque marca goles para mayor gloria del Real Betis. Y él devuelve el 'favor' aludiendo a una mal entendida libertad de expresión que no se le ocurre ni al más lerdo del lugar. La puñetera incondicionalidad que colocó a gente como Lopera o Del Nido como líderes, dioses, de una sociedad que definitivamente está muy malita, malita de acostarse. No hace falta ser Valdano para ser más decente.