muchodeporte
Ya sabrán los pocos lectores fieles que uno pueda tener a lo largo de todo esta aventura llamada muchodeporte que no creo en la sanción a los clubes por lo que puedan hacer los aficionados, ultras o no, que dicen defender los intereses de ese club. Excluyo por supuesto los casos en los que esas entidades organicen o favorezcan las acciones de esos individuos. Pero reconozco que algo ha cambiado en mi percepción del problema al tomar conciencia de la barbaridad que se ha coreado desde el fondo sur del campo del Betis. Yo, ingenuo, no me podía imaginar siquiera que un grupo de personas pudiera cantar algo así, pero una vez que ocurrió, no me quito de la cabeza que el único sitio del mundo donde se podría perpetrar tal barbaridad sin duda era, es, en una grada de un estadio de fútbol. Seguramente ni en la cena de navidad de 'maltradores unidos' se atreverían a ser tan sumamente crueles y carentes de principios y pudor. Y si estamos de acuerdo en que esto sólo puede ocurrir en el fútbol, es evidente que algo hay que arreglar pero a marchas forzadas. Tiene que estar mucho más claro que una entrada para un partido de fútbol no es un salvoconducto con el que puedes insultar a quien quieras para luego llegar a casa más calmadito. Una entrada de fútbol no puede ser parte de la terapia del violento más o menos contenido que llevan dentro algunos indeseables.
Estamos hablando también de una incondicionalidad mal entendida. Rubén Castro por supuesto que no es culpable, goza como cualquiera de nosotros de la presunción de inocencia, pero para esos 'terroristas' que cantaban el otro día sí que lo es, lo que pasa es que lo disculpan porque mete goles para el Betis. Si Rubén, o Paco, o el Papa, hace algo así, nunca puede ser de los míos, aunque todos queramos que el Betis gane. La fidelidad a un club no puede llegar hasta ese punto de dar por bueno lo que haga cualquiera de los 'nuestros'. Este grave problema no es exclusivo del Betis. Hemos visto como auténticos delicuentes, algunos condenados, disfrutaban (y casi disfrutan) del reconocimiento de los fieles porque "para mi club sí que es bueno". No, que no. Eso no puede funcionar así. El trabajo que queda por hacer lo tenemos que hacer entre todos porque va más allá de lo policial. Nadie puede permanecer quieto, entre acobardado y bloqueado, si a unos metros algunos de los 'nuestros' están haciendo apología de la violencia, especialmente de la violencia de género. No puedo sugerir la heroicidad de nadie, pero sí creo que no se puede ni se debe compartir espacio con estos sujetos. O ellos o nosotros.
