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Octavo festejo de abono. Octavo festejo sin Diego Urdiales. Con media entrada en los tendidos, se han lidiado toros de Torrestrella, bien presentados, de buena fachada, aunque sin fondo ni clase, en general. El mejor fue el tercero.
Eran bureles para hacerles fotos, hacer postales y ponerlas a la venta. Se venden todas, fijo. Pese a ello, el contenido fue el que fue. Exactamente, un encefalograma plano de corrida de toros con un pico positivo en el tercer toro, que le tocó en suerte a Pepe Moral y al que toreó con cadencia y temple. “Cortado”, de 525, fue el astado más potable del encierro. Con calidad. El palaciego lo paró por lances, abrochados con dos medias y una revolera. Brindó al público antes de recetarle un pase cambiado en los medios, destacando un sensacional pase de pecho por el pitón derecho. El toro hizo cosas muy parecidas a la de sus hermanos, aunque las banderillas lo avivaron. Las tandas con la derecha se sucedían. Todas ellas muy despaciosas. El toro embestía, aunque a menos en la mitad de faena. Pepe Moral tuvo pulso para aguantar su poca fuerza. Se le veía con mucho poso en la plaza. Hubo derechazos con empaque, al igual que los naturales, largos y hondos. Sin prisas. Estocada. Dio una vuelta al ruedo, ya que el toro tardó en caer. En el último, toreó el sobrero, también de Torrestrella. “Barbalimpia”, el más vareado de la corrida, no aguantó los dos primeros tercios y fue devuelto. El remiendo pasó por los trastos a su aire, sin emoción, descastado. Moral dejó muletazos sueltos de calidad, como un ayudado por bajo al comienzo de la faena.
Antonio Ferrera abrió cartel. Una pena que no le embistiera un toro de verdad porque dio gusto ver al balear-extremeño en la plaza. El saludo con el capote a su primero fue extraordinario. El percal tenía vida en sus muñecas. Verónicas por los dos pitones hasta la boca de riego, rematando con una media muy acompasada. Así como magnífica fue la media para dejar al toro en suerte para recibir el primer puyazo. Estaba tranquilo y muy mentalizado. No se aceleró en toda la tarde. Ningún enganchón con la muleta. No tuvo suerte. El primero de su lote no humillaba, embestía descompuesto por el lado izquierdo y se quedaba corto. Sin embargo, siempre estuvo bien colocado y con firmeza. El cuarto, un jabonero sucio, era una vaca burra. Destacar a Montoliu en la brega de este “Piadoso”. Poco pudo hacer en el último tercio, nada más que dejar esa sensación de torero cuajado y reposado. Nada más y nada menos.
Fandiño sorteó un primero precioso, de bella estampa. Todo se quedó en la foto. Tenía poca fuerza y protestaba en todos los viajes. El matador de Orduña lo paró por verónicas sin eco en los tendidos. Con la muleta poco pudo hacer por la condición del toro. El quinto, sin transmisión, pasó unas veces mejor y otras peor. Sin opción para triunfar, a Fandiño le hace falta un toro que se mueva.
